viernes, 21 de diciembre de 2018

Recomendando Narrativas: Bunny Girl Senpai

Por Vicente Ribes, Colegio Lince

  Si tuviera que escoger un refrán para definir Seishun Buta Yarou wa Bunny Girl Senpai no Yume wo Minai (BGS a partir de ahora para abreviar) sería: “No juzgues un libro por su portada”. Este anime de temporada se empezó a hacer viral y por presión social acabe enganchándome sobre el episodio tres. Simplemente viendo la portada, me esperaba que fuera un anime romanticón con grandes toques de ecchi; siendo de destacar la caracterización de los personajes o las distintas situaciones en las que estos se verían envueltos, además de cantidades ingentes de fanservice.  


  Para mi sorpresa, no solo me encuentro la buena caracterización de personajes, sino que además su fuerte es el buen guion que maneja. Y la guinda del pastel: el fanservice no es nada abundante. Y permitidme hacer hincapié en este punto, porque el “anime de la conejita playboy”, no solo NO tiene fanservice,sino que además, tiene seis personajes femeninos relevantes, y solo uno de ellos es de interés romántico. De acuerdo, también esta Tomoe y Shouko por ahí. Pero la primera, su relación evoluciona a una de amistad y apoyo mutuo, más que a una romántica, y de la segunda aún no se sabe nada y parece que la serie no va a ir por ahí.

   Todo esto es importante porque BGS es una serie producida en Japón, y la experiencia nos ha enseñado que los nipones suelen priorizar que sus protagonistas sean los dueños de su propio harem (al estilo “To Love-Ru”), a que sienten cabeza y estén en una relación formal. Que esa es otra, es de las pocas series que he visto que la relación entre los protagonistas no es tóxica, sino basada en el respeto, el apoyo, la fidelidad y la confianza mutua. 

   De verdad, me encanta el personaje de Mai, es una chica que puede valerse por ella sola y no come mierda de nadie, y nunca llega a ser tsundere o la típica protagonista de distopía adolescente. Mai es un personaje imperfecto, se equivoca, es un poco engreída, además tiene dudas, sueños y ambiciones. Y comprende que una pareja es cosa de dos. En serio, no había visto una relación así desde Bakemonogatari, y hablando de esa serie… Se nota a la legua que BGS bebe directamente de la serie Monogatari, y de verdad, no os podéis creer lo que me alegro de ello, además de tener unos toques de Suzumiya Haruhi no Yuuutsu. Y si una serie consigue evocar a estos dos grandes del medio de la animación, creedme cuando os digo que el resultado como mínimo será notable. 

  Habiendo dicho todo esto, me acabo de percatar de que aún no he hablado de su premisa. La sinopsis sería la siguiente: Sakuta, un joven de segundo año de instituto, conoce un día cualquiera en la biblioteca a una chica que esta vestida de conejita, esta resulta ser Mai, una chica de tercer año de su instituto. Mai es una joven actriz que se encuentra en hiatus, y parece ser que nadie, a excepción de Sakuta, puede verla desde hace un tiempo. Todo parece indicar que es debido al “síndrome de la pubertad”, un rumor que corre por Internet. Sin embargo, Sakuta sabe que ese rumor es real, ya que recientemente ha pasado por él, es por eso que decide ayudar a Mai para encontrar su cura. Durante la historia, Sakuta conocerá a diversas chicas misteriosas, aparte de Mai, también afectadas por esta misteriosa enfermedad. 

  Sé que la premisa quizás no sea la más atrayente, pero la maestría de BGS es cómo la maneja. Como podréis intuir la estructura de la serie se dividirá en pequeños arcos, donde se tratará el caso de cada chica de forma individual. En un principio pensé que esto podría resultar monótono e incluso predecible, ya que la serie cuenta con pocos episodios para todas las chicas que hay. Sin embargo, a mitad de camino, consigue sortear este problema gracias a su estructura.  Me explico, esta serie no podría estar compuesta de tan pocos episodios y contar en plenitud su historia si no fuera por la anticipación. El arco de la chica correspondiente en cada episodio ocupa un ochenta por ciento del capítulo, el otro veinte por ciento se dedica a subtramas o eventos que en episodios posteriores derivaran en un arco dedicado. 

   Podíamos definir su filosofía en “No dejes para mañana, lo que puedas hacer hoy”. Esto parece obvio, pero la realidad es que la mayoría de los autores prefieren dedicar todo el tiempo de un capítulo para desarrollar la acción que está sucediendo de manera más inmediata. Y aun con todo, en ocasiones tiene que ir con un poco de prisa. Esto se debe, a como he dicho antes, la poca cantidad de capítulos. En total son trece, algo habitual para el medio, pero siento que para BGS se queda un poco limitado. Esto se nota, por ejemplo en que en algunos arcos parezca que se queda algo por decir. Por suerte, esto se resuelve haciendo que ninguna de las chicas sea olvidada en cuanto termina su arco, volviendo en ocasiones para algunas subtramas o  simplemente para interactuar con otros personajes; gracias al buen desarrollo del guion queda de una manera muy natural. 

  Todo esto puede que se deba al presupuesto ajustado con el que trabajan, ya que este tipo de series no suele ser muy popular entre el público general y no genera muchos beneficios. Monogatari y Suzumiya son la excepción que confirma la regla. Por suerte, parece que BGS se va a unir a las excepciones, ya que varios críticos famosos anglosajones, han empezado a hablar maravillas de la serie y le han abierto la puerta a un público más extenso. 

   En fin, no creo que sea producente seguir escribiendo sobre una serie que aún no ha finalizado y que puede que convierta este artículo en papel mojado. Es algo que he dejado caer durante el texto, pero que no he querido mencionar de manera explícita por si alguien se echaba atrás. De verdad, creo que la serie es buena. Podría seguir hablando sobre el tema que trata, su dirección y su simbología entre otros aspectos; pero de nada sirve si su final no es bueno. Aún quedan dos semanas para que termine, y ánimo a cualquiera a que se ponga al día y decida vivir el final de esta serie tan excepcional.

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