Por Pau Martínez, del Colegio Castaño
El bullying, palabra del inglés que usa para etiquetar el acoso escolar, es un fenómeno que convendría erradicar. En casos extremos acaba con el suicidio de las víctimas, pero, aunque no se llegue a la peor de las consecuencias, no significa que no haya cientos de jóvenes padeciéndolo en todas las fases escolares. Se trata de un problema silencioso que no debería existir.
El 2 de mayo se celebra el día contra el acoso escolar |
En muchas ocasiones la gente no distingue las bromas puntuales y lo llaman bullying de un modo frívolo, utilizando esta palabra con un significado de burla cuando es algo muy serio, ya que el bullying es un acoso constante que se repite durante días, semanas o incluso años.
En mi opinión, creo que las normas y los encargados de ejecutarlas deberían ser más contundentes con este problema. Son muchos los profesores que no saben o no quieren detectarlo, incluso haciendo la vista gorda ante estas situaciones.
Muchas veces deberíamos de ponernos en el lugar de la víctima. Considero que así se pararían muchos casos, ya que de este modo se empatizaría con el sufrimiento de las personas y saldrían más voces en su defensa.
Son numerosas las campañas institucionales contra el bullying, pero sigue existiendo |