Cobra kai
El pasado 1 de enero Netflix tuvo a bien estrenar la tercera temporada de Cobra Kai, un gigantesco ejercicio de nostalgia que consiguió resucitar la mítica serie de películas de Karate Kid. Por si no estáis muy puestos en este fenómeno cinematográfico, Karate Kid es una archiconocida película de los años 80 en la que un humilde chaval adolescente recién llegado al barrio (Daniel LaRusso) sufre los abusos e impertinencias de los miembros del Cobra Kai (literalmente, asamblea de cobras); una escuela de artes marciales que defiende la máxima de “pegar primero, pegar más fuerte y sin piedad”. Con la ayuda de los extraños métodos de un misterioso anciano, el señor Miyagi, LaRusso aprenderá a defenderse y logrará vencer en la final del Campeonato Local de karate a su gran enemigo, Johnny Lawrence, con la mítica patada de la grulla. Lo que en un inicio pretendía ser una película quinceañera más se convirtió en un fenómeno de masas que estrenó hasta cuatro secuelas en cine (la última, El nuevo Karate Kid, realmente horrenda) y un peculiar remake producido por el mismísimo Will Smith en 2010, en el que colocó a su hijo de protagonista y a Jackie Chang de maestro (en este caso de kung fu, no de karate).