martes, 10 de abril de 2018

Mis lecturas

Creo que un buen modo de comenzar es presentarse. Mi nombre es David Rosado y estoy cursando el primer curso del grado superior de Coordinación de Emergencias y Protección Civil. En mis ratos libres me encanta hacer deporte. Estoy convencido de que si voy a incorporarme en un mundo laboral relacionado con las emergencias, es importante estar en forma para llevar a cabo cualquier intervención con las suficientes garantías físicas.


Pero no quería hablar de esto sino de una afición o práctica que me gusta mucho y que creo que está en relación con todo lo anterior, puesto que no solo hay que atender la parte más física. Bueno, me refiero a la lectura. Me gustaría compartir con todos los que lean la revista UNI-K unas lecturas que hace tiempo descubrí y con las que he disfrutado y sigo haciéndolo. Se trata de los libros de la llamada filosofía estoica. El estoicismo es una de las dos grandes escuelas filosóficas del período helenístico (s. IV) junto con el epicureísmo.

Es verdad que yo no soy un experto en filosofía pero he descubierto que en los textos que leo de estas corrientes de pensamiento se concentra lo que bien podría llamarse la sabiduría perenne. ¿Qué quiere decir esto? Que ambas escuelas se proponen buscar una filosofía práctica que valga no solo en tanto que conocimiento mismo, sino como fundamento para asentar en él un sistema filosófico que pretenda acercar al ser humano a un tipo de vida libre y feliz, que además consideran que es el propio del sabio. Por esta razón, estos textos enganchan tanto. ¿Quién no se ha preguntado alguna vez cómo conseguir una vida feliz? ¿Quién no se ha angustiado por algo que no depende de uno mismo? Toda la humanidad desde siempre se ha preocupado por alcanzar la felicidad, la dicha, la serenidad, la bienaventuranza, etc. La reflexión profunda que ambas escuelas hacen del sentido de la vida del ser humano, podría decir que es lo que más me inquieta y despierta mi curiosidad.

Entre las lecturas que he realizado está el Manual de vida de Epícteto (55-135 d.C.). Este autor fue un esclavo y su pensamiento tiene como objetivo alcanzar la serenidad mental, aquella que los griegos llamaba ataraxia o imperturbabilidad del alma. La fórmula que propone para ello es de lo más simple: somos responsables de lo que sentimos y pensamos. El gran principio de la filosofía de Epícteto consiste en dividir las coas en dos grupos: aquellas que se hallan en nuestro poder (opiniones, deseos, impulsos y aversiones) y las que no se hallan en nuestro poder (cuerpo, parientes, propiedades, reputación, etc).
Así lo dice el autor:

La felicidad y la libertad comienzan con la clara comprensión de un principio: algunas cosas están bajo nuestro control y otras no. Sólo tras haber hecho frente a esta regla fundamental y haber apredndido a distinguir entre lo que podemos controlar y lo que no, serán posibles la tranquilidad interior y la eficacia exterior (pág. 15 Epícteto, Manual, 2005).
Resultado de imagen de manual de vida epictetoRecordemos, también, que si pensamos que podemos llevar las riendas de cosas que por naturaleza escapan a nuestro control, o si intentamos adoptar los asuntos de otros como propios, nuestros esfuerzos se verán desbaratados y nos convertiremos en personas frustradas, ansiosas y criticonas (p. 16-17).
No se trata tanto de qué estás haciendo como de cómo lo estás haciendo. Mientras comprendamos correctamente este principio y vivamos con arreglo al mismo, aunque surjan dificultades (pues también forman parte del orden divino), la paz interior seguirá siendo posible (p. 22).

Por otra parte están las Meditaciones de Marco Aurelio (170-180 d.C.), otro de los grandes estoicos. Apodado “el Sabio”, fue emperador de Roma y se le reconoce como un gran gobernante, considerado el último de los llamados “cinco buenos emperadores”. Lo que destacaría de este atractivo libro es que está escrito en forma de máximas, sentencias y reflexiones compuestas y se lee muy fácil.

Una de las características del pensamiento de Marco Aurelio que más puede destacarse es la insistencia con que se expone y se reitera la caducidad de las cosas, su paso inexorable, su monotonía, su insignificancia y su nulidad sustancial. Podríamos decir que su núcleo reside en una reflexión serena sobre la vida y la muerte.

Aquí algunas de sus citas que más me gustaron:
En ningún lugar encuentra el hombre refugio más apacible, más tanquilo, que en su propia alma (...) y lo que yo llamo libertad de espíritu no es otra cosa que el estado de un alma bien ordenada (Marco Aurelio, Meditaciones, libro IV, 3 ).
Tenemos cuerpo, alma, inteligencia. Del cuerpo son las sensaciones; del alma, los instintos; de la inteligencia, los principios (libro III, 16).
¿Qué hay, pues, que nos pueda llevar al salvamento? Una sola y única cosa: la filosofía. Y ésta consiste en conservar el dios interior sin ultraje ni daño (...) (Libro II, 17).
No te dejes arrastar por el torbellino de las pasiones; antes bien, a todo ímpetu del instinto, ofrece lo que de justicia le toca; ante toda aprensión de la fantasía, conserva la facultad de pensar (Libro IV, 22).

Hasta aquí las referencias de los dos autores que he querido comentar. Podrían ser muchas más pero conviene no agotar al personal.

Solamente querría terminar invitando a todos a que se acerquen a esta corriente de pensamiento llamada estoicismo, es una filosofía asequible y entendible por todos. Está claro que todos deseamos de una o de otra forma la felicidad. Estos dos libros pueden apuntar caminos e ideas para bienaventurarse en este viaje personal.


David Rosado Blasco
1º Coord. Emergencias y Protección Civil
Colegio Tilo

1 comentario:

  1. Muy buen articulo, se nota que usted tiene unos conocimientos amplios en este sector cultural. Espero mas artículos de usted, me gustaría que escribiera sobre Slavoj Žižek.

    ResponderEliminar