La palabra “atletismo” proviene del griego “atletes” que es la persona que compite en una prueba determinada por un premio, que a su vez está relacionada con la palabra “aethos”, sinónimo de esfuerzo.
El atletismo es un deporte muy antiguo, de hecho se considera el deporte organizado más antiguo de todos. Existen registros documentados de pruebas “atléticas” desde el siglo VIII a.C. en la antigua Grecia. La prueba que tiene ese honor es el stadios, que consistía en recorrer doscientas veces el pie de Heracles (aproximadamente unos 197 metros). Aun así se sabe que los griegos y la civilización minoica (con pruebas de lanzamientos) celebraban carreras desde mucho antes. Sin registros exactos, también existen datos escritos de carreras en la cultura egipcia que datan del siglo XV antes de nuestra era; pero la referencia más antigua la hallamos en Mesopotamia. Un himno de la antigua sumeria narra las hazañas de Shulgi, un monarca que vivió entre el 2094 y el 2047 a.C y que recorrió la distancia existente entre las ciudades de Nippur y Ur (160 km de distancia) por un ritual. De algún modo, ese hito se podría considerar la primera ultramaratón de la historia.
El atletismo abarca numerosas disciplinas divididas en carreras, saltos, lanzamientos, pruebas combinadas, etc. Se considera la disciplina reina de las olimpiadas y el mismo Pierre de Coubertin se encargó de que tuviera este protagonismo que tiene actualmente en el programa de los juegos olímpicos modernos.
Actualmente, el atletismo es uno de los deportes más practicados a nivel mundial, ya sea entre aficionados o en competiciones de todos los niveles. La simplicidad y los pocos medios necesarios para su práctica podrían explicar su éxito, además de que es también de las actividades físicas más recomendadas por los profesionales de la salud.
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